Los personajes imaginarios tienen más empaque y verdad que los reales. Mi mundo imaginario siempre ha sido el único mundo verdadero para mí. Nunca he disfrutado de amores tan reales, tan llenos de vigor, de sangre y de vida como los que mantuve con quienes yo mismo creé. ¡Qué loco! Siento nostalgia de ellos porque, como los demás, también pasan...